martes, 19 de mayo de 2009

Relato: El salvavidas

El salvavidas
Tengo cuatro meses que vivo con Fernando. Lo conocí en una playa nudista cuando me salvo la vida. Una ola me arrastró a lo profundo y fue cuando me rescató y yo en agradecimiento lo invite a mi casa a tomar una copa. Realmente no pensé que aceptara, pero la realidad es que lo hice porque me impacto lo desmesurado de su ##### sin erección. Soy una mujer muy fogosa y me encanta tener dentro de mi chocha toda clase de carne, quizá por eso mi esposo me abandonó; hasta he llegado a pensar que soy una ninfómana. Después del sexto día teniendo sexo con Fernando, lo invite para que se instalara en nuestro departamento, digo nuestro, porque conmigo vive mi única hija que tiene diecisiete años pero que es un bombón que aparenta una edad mayor, por su cuerpo tan desarrollado, pero les contaré porqué Fernando vive en nuestro departamento. No lo habíamos notado, pero cada vez que Fernando me coje dejamos semiabierta la puerta de nuestra recamara y sin darnos cuenta mi hija nos oía y se ponía a ver nuestra sesión de sexo a hurtadillas y aprovechaba su excitación para masturbarse en su coñito con un vibrador. El sexto día de estar teniendo sexo diariamente con Fernando, y teniendo tomada con mis dos manos la excesivamente enorme ##### de mi amado, me percate que mi hija estaba parada ante la puerta en sus dos piernas abiertas y masturbándose con el vibrador. Sumamente excitada como me encontraba, sin que se diera cuenta me acerque a ella y la invite a entrar, a lo cual no se negó debido a que también se encontraba muy caliente y he descubierto que es igual de fogosa que su madre y no la detiene nada. Fernando continuaba con su tremenda erección de burro manadero y mi hija se sentó a nuestro lado, totalmente desnudos los tres, y la invite a que tocara la ##### de mi amado y la besara y se la metiera en la boca. Como buena madre, le ayude y la enseñe como se hacia aquello, lo cual no fue difícil debido a que mi hija se encontraba tan caliente como una brasa ardiente al igual que yo. La recostamos de espalda y mientras Fernando le introducía su vergota en la boca, yo le empecé a besar y a buscar su clítoris, mientras ella gemía grandemente de placer y se convulsionaba de gozo, al abrirle sus labios vaginales con mis dedos me percate del precioso clítoris de mi hija, que casi era del tamaño de la mitad de mi dedo meñique por lo cual con mi boca se lo succione de arriba abajo como una pequeña verguita, sintiendo como gritaba de placer ya que me gritaba…¡mamita, mamita no pares, no paaareesss¡. En mi tremenda excitación, trate de introducirle mi dedo en su vaginita para que gozara más, pero sentí como su virginidad estaba intacta e inmediatamente pensé en reservarla para que mi amado la gozara; mientras mi hija se ahogaba de placer, también se ahogaba de tan abundante leche que le llenaba toda su boca y mi amado le había alojado en toda su garganta. Mientras la desenvainaba de su boca, mi hija le puso su rica chochita en su boca mientras yo le acariciaba suavemente sus duras y ricas téticas con mi lengua y mi mano buscaba la tremenda ##### de Fernando y me la colocaba en el hoyo de mi cueva y de un solo golpe me la introduje hasta sus cojones, sintiendo como me venia orgasmo tras orgasmo con tan solo sentir como esa gran cantidad de carne caliente me rasgaba la vagina y golpeaba mis paredes con un dolor tan placentero que me hacia soltar abundantemente mis líquidos vaginales hasta mojar sus piernas y cojones y caer en las sabanas. Mientras mi hija le brindaba sus ricos líquidos dulzones de su perfumada cuevita intacta a mi amado Fernando en su boca, me desenvaine de esa ##### de burro manadero y sabiendo que mi hija era aún virgen le pedí que la tomara en sus manos y se montara sobre ella, ayudándole yo a metérsela lentamente y mi amado Fernando gozara su rompimiento. Todavía mi hija era una brasa incandescente, roja de tan caliente que se encontraba igual que yo, así que no batallo absolutamente nada para irse introduciendo toda la enorme ##### de mi amado, y solo se detuvo cuando sintió que su chochita se empezaba a rasgar y salía un chorro de sangre, pero siguió ####trándose todo el salchichón hasta que sorprendentemente desapareció de mi vista e inicio una salvaje entrada y salida de su cueva con grandes gritos de dolor y placer interminable, hasta que exploto salvajemente junto con mi amado mezclándose sus líquidos en una crema espesa y chorreante fuera de su cueva y cayendo exhausta…agotada…feliz y desvirgada y pidiéndome que no la dejáramos de invitar a nuestras sesiones de sexo. Y así fue como le pedimos a mi amado Fernando que se viniera a instalar en nuestro departamento, para que nos goce constantemente sin distingos ni enojos a mi hija y a mí. FIN.

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